Seguramente usted
recuerda la típica imagen del estudiante que se quedaba dormido en el pupitre
durante las clases, o las bromas que se hacían para despertarle de golpe y alguna vez le parecieron graciosas, sin
embargo la realidad nos demuestra que la falta de horas de sueño es un problema
serio que aún sigue vigente en estudiantes Universitarios.
Los trastornos del
sueño constituyen uno de los problemas
de Salud más relevantes en las sociedades occidentales. La importancia de una
buena calidad de sueño no solamente es fundamental como factor determinante de
la salud, sino como elemento propiciador de una buena calidad de vida. La
calidad del sueño no se refiere únicamente al hecho de dormir bien durante la
noche, sino que también incluye un buen funcionamiento diurno (un adecuado
nivel de atención para realizar diferentes tareas). Ello hace que sea
fundamental estudiar la incidencia de estos trastornos en distintos tipos de
poblaciones, entre estas, la población universitaria.
La palabra sueño se deriva del latín “somnum” y su raíz
original se conserva en las palabras somnífero, somnoliento y sonámbulo. Según
el Diccionario de la Real Academia Española, sueño, en resumen, significa el
acto de dormir como el deseo de hacerlo y ensueño equivale al acto de soñar, es
la representación onírica de quien duerme. El adjetivo onírico proviene del
griego “ónar” que significa ensueño. Soñar es la representación mental de
imágenes, sonidos, pensamientos y sensaciones durante el sueño generalmente de
forma involuntaria.
El sueño, como lo concebimos diariamente, se lo puede definir como
un estado normal, recurrente y reversible de disminución de la percepción y de
la capacidad de respuesta al medio ambiente. La actividad motora cesa y se
adopta una postura específica. El sueño también está presente en mamíferos,
pájaros, probablemente en reptiles, anfibios y peces.
A diferencia de lo que se cree comúnmente, el sueño es un estado
dinámico donde grupos de neuronas siguen activas desempeñando un papel
diferente al de la vigilia y es, además, necesario para la salud en general del
organismo, por sus propiedades de consolidar las distintas formas de la
memoria, regular la temperatura y la función de ciertos neurotransmisores, así
como de almacenar energía y mantener la inmunocompetencia. He ahí donde radica
su mayor importancia.
Según datos recogidos de un sondeo en el Centro de Estudios Universitarios Arkos,
el total de horas que duerme un alumno son 6 en promedio, una cantidad que según el doctor Reyes Haro
Valencia, director
de la Clínica del Trastorno del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM, no
alcanzan a ser suficientes.
El Doctor señala que se debe dormir ocho horas
diarias y que lo mínimo recomendable son siete. Si no se duerme bien, la
persona no rinde al 100% y tiende a estar más irritable y a desarrollar depresiones , otro dato importante, opuesto a
lo que se cree común mente, es que las
horas de sueño que se pierden no se recuperan nunca.
La falta de sueño en los estudiantes universitarios se traduce en
altos grados de estrés y bajo nivel de atención y retención, lo que constituye
una pérdida de nivel académico.
Algunos de los Factores que
influyen en el bajo nivel del sueño son el consumo de sustancias como la
cafeína, el cigarro o alcohol así como altos niveles de azúcar antes de ir a
dormir, sin embargo, los datos arrojados en el sondeo universitario indican
también que el trabajo y las tareas reducen el número de horas de sueño en los
estudiantes.
Los horarios de trabajo de algunos jóvenes empiezan después de
acabar las clases, ósea pasando las diez de la noche y terminan regularmente en
la madrugada o a primeras horas de la mañana del día siguiente. Muchos jóvenes
comentan que duermen llegando de sus trabajos para recuperar las horas de
sueño, sin embargo los especialistas de la salud indican que esta práctica es
inútil debido a que el sueño perdido no
se recupera, como se planteaba anteriormente.
El mayor tiempo de reacción y la falta de
concentración provocados por la falta de sueño no sólo repercuten sobre el
rendimiento académico o deportivo. Estas consecuencias de la falta de sueño
pueden poner en peligro la vida de las personas que conducen.
La
Administración Nacional de Seguridad y Tráfico en Carreteras de los Estados Unidos
calcula que cada año mueren 1.500 personas en accidentes de tráfico provocados
por conductores de edades comprendidas entre los 15 y los 24 años que
simplemente conducían cansados. (Más de la mitad de las personas que provocan
accidentes por quedarse dormidos al volante tienen menos de 26 años).
Sin duda los anteriores, son datos que si bien no pertenecen a México,
deberían tomarse en cuenta de forma ilustrativa, dado que gran parte de los
estudiantes vallartenses conduce camino
a la universidad.
“La gente pierde mínimo una hora de sueño al
día”, comenta el doctor Haro. “Y genera una privación crónica de sueño que en
cualquier momento se traduce en dolor de cuello, espalda o de articulaciones.
Empiezan a tomar más bebidas estimulantes y los fumadores aumentan su consumo.
Su carácter se va alterando y pueden a llegar a desarrollar enfermedades
metabólicas como hipertensión, hipocolesterolemia y diabetes”, puntualiza.
Algunos aspectos como los horarios de trabajo son
inalterables, sin embargo una mejor organización del tiempo podría ayudar a
contrarrestar las consecuencias de la baja calidad del sueño.
Hacer las tareas en horas libres de clase puede
ayudar a hacer un mejor aprovechamiento del tiempo, también a la hora de dormir
evitar tener la televisión o computadora prendida, así como tener una cena
nutritiva o darse un baño con agua caliente para relajar el cuerpo antes de
dormir.
Evite
los estimulantes. No tome bebidas con cafeína, como refrescos con
gas o café, después de las 4 de la tarde. La nicotina también es un
estimulante, así que dejar de fumar puede ayudar a dormir mejor. Y es posible
que beber alcohol por la noche le provoque inquietud y se despierte durante la
noche.
Evite
pasar noches sin dormir para estudiar. No espere al último día para prepararse para un examen. No dormir la noche anterior
al examen puede hacer que rinda menos en el examen de lo que habría rendido de
haber estudiado menos y dormido más.
Otro aspecto importante según expertos es el ambiente en el que se
duerme. Los estudios demuestran que la gente duerme
mejor en una habitación oscura y más bien fresca.
Baje la persiana o cierre las cortinas y
asegúrese de que éstas sean lo bastante gruesas como para bloquear el paso de
la luz. tenga preparadas algunas mantas por si acaso o póngase una pijama
abrigado si hace frío. El ruido también dificulta el sueño, por lo que dormir
con música o audífonos puestos resultará contraproducente a su descanso.
El buen descanso, definitivamente ayuda a verse sano y tener mejor
rendimiento escolar así que siguiendo los consejos mencionados y siendo
reflexivo para crear un ritmo de vida más favorable para la vida estudiantil,
se estará ayudando al cuerpo y la mente que nos permitirán vivir al máximo cada día. Para un estudio
mejor, di buenos días al buen descanso.
Karen
Spinoza
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